sábado, 14 de noviembre de 2009

Como antes, como siempre


Desde chiquitos nos fueron inculcando la idea de que acá, en este país, ganador, donde se lograron hazañas históricas, todo se hizo a base de esfuerzo, lucha, sufrimiento y siempre con la mínima esperanza posible. Y fuimos naciendo con eso, tanto es así, que cada vez que perdíamos, las primeras palabras eran; “ y si, si dejamos nuestra identidad atrás, si no jugamos como siempre, defendiendo, armando los equipos de atrás para adelante, y metiendo más la pata que pelotas bien dirigidas”, todo eso nos fue trastornando y ganando fuerza en nuestra cabeza. Lo que hace que cuando se logran triunfos con el menos merecimiento posible nos deja de pecho erguido, con la frente en alto y con una sonrisa ganadora.


Con este estereotipo, qué más se puede pedir? Uruguay ganó a la uruguaya; jugando mal, con un gol del capitán, y lo mejor de todo, el capitán es defensa, y mejor aún, lo hizo de pelota parada y levantando la pierna un metro en el aire. Cualquier charrúa medio diría que esto es lo que nos faltó siempre. Que importa que los jugadores no hicieron cuatro pases seguidos, o que llegaron solo dos veces al arco, que los laterales en el segundo tiempo subieron tres veces y fue para sacar un lateral, que Forlan jugó a cuarenta metros del arco y que hicieron más de veinte faltas, si se ganó, y afuera, como lo hacíamos antes, con la gente en contra. Pero la verdad, que importa? Contentos, con un triunfo, cerca del Mundial, a noventa minutos de un empate que nos deja adentro, porque qué mejor que un empate y clasificar con lo justo? Uruguay es eso, sufrir y gozar en la misma pelota, alagar e insultar en la misma jugada, y perder y ganar en la misma semana. ¡Vamos Uruguay!, te quiero así, como antes, como siempre.

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