miércoles, 18 de noviembre de 2009

Como antes, como siempre II


"Qué mejor que un empate y clasificar con lo justo?" Pregunté en el artículo anterior, porque la lógica celeste, que es muy distinta a la otra, a la de los libros, pero que mucho se asemeja a la del fútbol, esa que se explica solo con historia. Sabíamos que teníamos todo a favor, un gol, una victoria y hasta un empate, pero, no todas eran ventajas, también teníamos 65.000 personas alentandonos, que es de las cosas que más nos cuesta, regalarle a tanta gente un tercio de lo que ellos le brindan a la selección. Pero, al final, después de morder los labios, de apretar los puños, de intentar fusionar los dientes entre sí, el juez hace lo que más disfrutamos los uruguayos, pitar el final, y ahí, desnudar la alegría contenida, abrir las manos, despegar la dentadura y abrazarnos en un solo grito.

No hay mucho que analizar, y menos hoy, a minutos de la clasificación, para quienes somos jóvenes, y apenas vivimos con uso de razón un solo Mundial, no nos queda otra que disfrutar e ir aprendiendo que acá las cosas se hacen así, con esfuerzo, con sufrimiento, y de atrás, con hombría, a lo charrúa. Que los incrédulos que quieren jugar bien, aprendan que no, hubieran nacido del otro lado, allá, donde se habla otro idioma, acá, se gana así, como se puede, con lo justo, en repechaje pero sobre todas las cosas, como antes, como siempre.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Como antes, como siempre


Desde chiquitos nos fueron inculcando la idea de que acá, en este país, ganador, donde se lograron hazañas históricas, todo se hizo a base de esfuerzo, lucha, sufrimiento y siempre con la mínima esperanza posible. Y fuimos naciendo con eso, tanto es así, que cada vez que perdíamos, las primeras palabras eran; “ y si, si dejamos nuestra identidad atrás, si no jugamos como siempre, defendiendo, armando los equipos de atrás para adelante, y metiendo más la pata que pelotas bien dirigidas”, todo eso nos fue trastornando y ganando fuerza en nuestra cabeza. Lo que hace que cuando se logran triunfos con el menos merecimiento posible nos deja de pecho erguido, con la frente en alto y con una sonrisa ganadora.


Con este estereotipo, qué más se puede pedir? Uruguay ganó a la uruguaya; jugando mal, con un gol del capitán, y lo mejor de todo, el capitán es defensa, y mejor aún, lo hizo de pelota parada y levantando la pierna un metro en el aire. Cualquier charrúa medio diría que esto es lo que nos faltó siempre. Que importa que los jugadores no hicieron cuatro pases seguidos, o que llegaron solo dos veces al arco, que los laterales en el segundo tiempo subieron tres veces y fue para sacar un lateral, que Forlan jugó a cuarenta metros del arco y que hicieron más de veinte faltas, si se ganó, y afuera, como lo hacíamos antes, con la gente en contra. Pero la verdad, que importa? Contentos, con un triunfo, cerca del Mundial, a noventa minutos de un empate que nos deja adentro, porque qué mejor que un empate y clasificar con lo justo? Uruguay es eso, sufrir y gozar en la misma pelota, alagar e insultar en la misma jugada, y perder y ganar en la misma semana. ¡Vamos Uruguay!, te quiero así, como antes, como siempre.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Angelito Vuela♪




Don Omar, nos regaló el título del día con una canción que la dejo a disposición del lector, para su calificación. Pero por suerte, de este personaje vamos a utlizar solo eso, el título de la canción, porque el angelito que vuela, es otro, que poco tiene de "ito", pero mucho tiene de intocable, como estos " Espíritus celestes creados por Dios para su ministerio". El ministerio de turno tiene sede por suerte en Uruguay, más precisamente en la calle 8 de Octubre, y el Dios parece haber sido Alarcón, o el mismo "Loco" Abreu, que dicen fue quien aconsejó que pagaran sus servicios.

El Ángel, se apellida Morales, y lo llaman "Matute". Pero, como todo gigante, tiene su talón de aquiles, el de él es, la inactividad, es solo cuestión de darle minutos, pelota, juego, protagonismo, pasto, vacas y toros (como le gusta a Juan Ramón) para que despliegue las alas y solucione problemas. Hoy Nacional lo disfruta, los hinchas lo aplauden, y sus compañeros descansan, mientras él, les facilita el trabajo haciendolos correr lo justo y necesario. Tiene la simpleza de los grandes y la magia de los dotados. Lo que le falta, es una máquina del tiempo, que le regale unos añitos más con la madurez de hoy, y el profesionalismo que le faltó cuando las gambetas eran para el trabajo y no para sus rivales.