sábado, 16 de agosto de 2008

Un cinco de peso



En nuestro país, donde al que juega bien se lo tilda de pecho frio porque no “mete la patita”, donde se festeja con mucha mas efusión una plancha en la rodilla que un caño, y muchas otras imágenes más, que solo nos empapa de mediocridad y justifica el porque de tantos años sin ganar ni el más mínimo torneo, una de las figuras más importantes a la hora de armar el once para cada equipo es el cinco, el mediocampista de roce, el que se le tira a los pies a todos, ese que nunca pudo jugar bien y le dijeron “ Sos espantoso pero si corrés como si fueras un caballo desbocado como un enfermo por ahi y le comes los tobillos a todos, podés jugar”. Y asi es que este país se ha caracterizado más por la creación de asesinos deportivos que de jugadores de fútbol, y el que por esas casualidades tiene un poquitito más de técnica (pero igual no falta a la orden primera, que es trancar con la cabeza si es necesario), ese puede jugar de defensa, no se te pase por la cabeza ayudarlo a que mejore sus condiciones como para que sepa jugar de verdad.

Luego de semejante prólogo, hay que comenzar a hacer referencia a una figura importantísima de Peñarol de las últimas dos décadas; un ser vivo con menos pinta de jugador que Homero Simpson, o mejor dicho, con mucha pinta a Homero, hablamos del rugbier frustado, del tanque, de la chancha, de Fabián Césaro señores. De lo peor que ha tenido el conjunto carbonero en su mediocampo, lamentable, era como ver correr al sol, todos esos más de cien kilos detrás tuyo vaya uno a saber diciendote que aprobios, a uno no le queda otra que entregar el balón de forma imediata. Sabido es que el Peñarol de aquella época tenía muchos de estos íconos del antifútbol, pero que a eso le agreguemos ciento veinte kilitos de más, es como demasiado no? Pero bueno, esto es Uruguay y acá hay lugar para todos.

Eran tiempos complicados, corrían cuatro años del inicio de la década del noventa, donde el C.A Peñarol comenzaba con su hazaña histórica del famoso quinqueño, que hasta el día de hoy, diez años después, lo siguen festejando, cuando este indiviudo ya mencionado comenzó con su carrera deportiva. La primera víctima de esto fue la escasa parcialidad de Progreso, ahi militó por solamente un año y emigró. A Cerrito, que triste, donde también se hizo del dinero por solo doce meses. Pero ya se sabia que este señor no iba a seguir rondando esos equipos bien llamados chicos. Fabi se dio el lujo de concretar su tercer traspaso, se fue a las filas del Liverpool, no no, capaz que se me confunden, no al Liverpool inglés, al Liberpul de acá nomás. Pero luego, en el año 2000, otra de las movidas inexplicables del entonces presidente de Peñarol, José Pedro Damiani, hizo que este ladron vestido de jugador, se pusiera la camiseta del conjunto mirasol. En cualquier otro momento, esto no sería aceptado por Ley, pero está claro que la necesidad presenta estos hechos. No me gustaría aplicarle toda la responsabilidad a este ser vivo pero, tengamos en cuenta que en los tres años en los que Peñarol sufrió la presencia de este señor, la casualidad hizo que este equipo no ganara ningun campeonato uruguayo.

Uno siempre recala en la idea que en Uruguay se sabe muy poco de este deporte, por las claras caras que tenemos que ver diariamente, pero si hay alguna persona que no entienda nada de verdad, ese es el Chino, por eso, en una gran maniobra, al parecer con armas de por medio, trasladaron al cinco más perdedor de la historia al fútbol a ese páis. Pero alguién se avivó antes de lo previsto y no lo dejó vivir ahí mas de 6 meses, deportandolo con carta documento por mentir descabelladamente a cientos de personas. En ese mismo año, pasa a jugar a un equipo de primera división de la vecina orilla, el Club Atlético Rafaela. Increiblemente este equipo lo trajo como refuerzo para permanecer en esta división, ya que era recientemente ascendido. Como no podía ser de otra manera, no hicieron más que durar una temporada en la mayor categoría del Campeonato argentino. Ahí finalmente lo devuelven a Peñarol en forma de castigo y pasa dos años más, en los que, la copa mas cerca que vieron fue la de vino. En estos últimos años el equipo argentino y el uruguayo se lo fueron pasando en forma de Ping Pong, un año con cada uno, era una manera de decir: “compartí esta desgracia conmigo”.

Hoy por hoy, es el nuevo refuerzo de Nueva Chicago, un equipo que esta jugando en la tercera división de aquel país.

Igualmente, cabe destacar que si bien nuestro fútbol lo tuvo que padecer por varios años, siempre corrimos con la ventaja que Fabián era argentino, sino, no tenga duda que hubiera sido convocado por alguno de los entrenadores de nuestra hermosa selección.

“El que no este de acuerdo, que me demuestre lo contrario”

Chiago P.

5 comentarios:

Ernesto Correa dijo...

jugadoraso

LEO dijo...

no vio ni una copa gil???


gano el uruguayo 2003 salame..

informate antes de hablar de un jugador de futbol.. cosa q vos no sos porque ni pa marcar debés servir

q envidia q tenés

PEÑAROL PEÑAROL

LEO dijo...

SE NOTA Q NO SABÉS UN KRAJO..
EN LA NOTA DE AKONGO PONÉS : EL Dr. JUAN PEDRO DAMIANI

ANDAA GIL

Anónimo dijo...

CHUPA VERGA LEE DE FUTBOL ANTES DE ESCRIBIR HIJO DE PUTA, NO TENÉS NI IDEA LA CONCHA DE TU MADRE

Anónimo dijo...

la verdad que no sabes nada, cesaro es un gran jugador e icono de peñarol en ese momento, tambien gano el uruguayo 2003. en este momento hace falta un jugador como el en peñarol que ponga la pata fuerte y se haga respetar en el medio de la cancha